LOS ANIMALES TIENEN ALMA?


¿Tienen alma los animales?


Los animales tienen un principio inteligente, diferente del que anima al hombre. Pero no piensan, ni tienen libre albedrío, sólo instinto. Cuando desencarnan (mueren), el principio espiritual que los animaba se reutiliza en otro animal que nacerá casi inmediatamente. Los estudios nos dicen que todos somos hijos del mismo Padre y los animales son, por tanto, nuestros hermanos en nuestro viaje planetario. Están en una escala evolutiva mucho más baja y distantes de nosotros en una proporción equivalente a la que nosotros estamos del Creador.


Tenemos pues la gran obligación de proporcionarles los medios para evolucionar, ayudándoles, ya que todavía no tienen inteligencia, sino sólo instinto. No necesitan permanecer en el plano espiritual en el momento de la muerte, e incluso pueden regresar inmediatamente, pues no tienen nada que redimir, sobre todo porque no tienen mediumnidad. 


Cualquier daño que hagamos a los animales generará una deuda que deberá ser pagada en futuras existencias, como es Ley Divina, debemos reparar nuestros errores incluso si esta deuda se incurre en relación con los animales. Desgraciadamente, el hombre aún no ha desarrollado un sentimiento capaz de cuidar adecuadamente a los animales, sobre todo porque aún no somos capaces de tratar adecuadamente a los seres humanos. 


Chico Xavier tenía una perra llamada Boneca, que siempre lo esperaba, celebrando cuando lo veía. Ella saltó sobre su regazo, lamiéndole la cara como si lo estuviera besando. Chico entonces dijo: – ¡Ay, muñeca, tengo tantas pulgas! Inmediatamente comenzó a rascarle el pecho con el hocico. La muñeca murió vieja y enferma. Chico sintió mucho su partida. La envolvió en el chal más hermoso que jamás había recibido y la enterró en el patio trasero, no sin antes derramar muchas lágrimas. 


Una pareja de amigos, que presenciaron todo en la primera visita de Chico a São Paulo, le regalaron un perrito idéntico a su querida Boneca. La niña, aún muy pequeña, fue envuelta en una manta y los presentes la recogieron, sin, sin embargo, sacarla de la manta. El perrito recibió caricias de todos. La conversación estaba en curso cuando Chico entró en la habitación y alguien colocó al perrito en sus brazos. 


Ella, sintiéndose en el regazo de Chico, comenzó a moverse y a lamerlo. -¡Oh muñeca, estoy llena de pulgas! dijo Chico. El cachorrito entonces empezó a rascarse las pulgas y algunos de los presentes, que conocían al Muñeco, exclamaron: “¡Chico, está aquí  Muñeca, es  Muñeca, Chico!”. Emocionados, preguntamos cómo pudo suceder esto. Chico respondió: – Cuando amamos a nuestro animal y le dedicamos sentimientos sinceros, cuando se va, los espíritus amigos lo traen de regreso para que no lo extrañemos. Sí, Muñeca está aquí y le está enseñando a esta niñita los hábitos que a mí me agradaban. 


Nosotros, los seres humanos, estamos por naturaleza para ayudar al progreso de los animales, en la misma proporción que los ángeles están ahí para ayudarnos a nosotros. 


Por lo tanto, quien maltrata a un animal es alguien que aún no ha aprendido a amar.

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